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Por ello, en este artículo vamos a explicarte la diferencia entre la inseminación artificial (IA) y la fecundación in vitro (FIV). De esta manera, podrás conocer cuáles son las principales características de cada una de ellas y empezar a valorar cuál es la más conveniente para ti en este momento. Ambas son, posiblemente, las dos técnicas de reproducción asistida más conocidas que existen. Pero, a su vez, son términos confundidos y usados de manera incorrecta por muchas personas. Y, por supuesto, tanto la inseminación artificial como la fecundación in vitro son métodos ampliamente respaldados, tanto en lo que se refiere al número de personas tratadas como a los años que llevan practicándose. De hecho, la primera fecundación in vitro se realizó hace más de cuarenta años, en 1978.
¿Qué es la inseminación artificial?
La inseminación artificial es una técnica de fertilidad relativamente sencilla. Consiste en introducir una muestra de semen en el útero de la mujer mientras esta se encuentra en el periodo de ovulación. El objetivo con la inseminación artificial es acortar el trayecto del esperma hasta las trompas de falopio. Y, con ello, facilitar el embarazo. Normalmente, se recurre a la inseminación artificial después de haber intentado un embarazo espontáneo, por lo menos, durante un año. El procedimiento para introducir el semen en el útero de la mujer es rápido, ya que dura alrededor de diez o quince minutos.
¿Cuándo se utiliza la inseminación artificial?¿Para quién está indicada?
Por lo general, la inseminación artificial está indicada en mujeres jóvenes (menores de 35 años), con buena calidad ovárica o que no presentan alteraciones severas en la fertilidad. Además, la inseminación artificial también se utiliza en parejas en las que el semen del hombre presenta anomalías leves.
¿Qué es la fecundación in vitro?
La fecundación in vitro es una técnica de laboratorio mediante la cual se busca que los espermatozoides fecunden el óvulo. Para ello, se deben extraer los óvulos de la mujer, y posteriormente fecundarlos en el laboratorio e introducirlos en el útero. La fecundación in vitro es, por tanto, una técnica ligeramente más compleja que la anterior. Esto se debe a que precisa de una intervención quirúrgica para realizar una punción ovárica y extraer los óvulos de la mujer. Dicha intervención se lleva a cabo bajo sedación. Sin embargo, no es necesario utilizar anestesia general. Es decir, la paciente no se encuentra intubada y puede respirar por sí misma. Este grado de complejidad mayor es lo que hace que la fecundación in vitro presente un precio más elevado que la inseminación artificial.
¿Cuándo se utiliza la fecundación in vitro?¿Para quién se recomienda?
La fecundación in vitro está recomendada en mujeres mayores de 35 años, que presentan una reserva ovárica baja o que tienen alguna patología que compromete seriamente su fertilidad. Por ejemplo, una endometriosis grave. Y, por supuesto, la fecundación in vitro también está aconsejada en personas que se han sometido a un tratamiento previo de inseminación artificial que no ha conseguido resultados. Dicho esto, vamos a ver, una por una, cuáles son las principales diferencias entre la inseminación artificial y la fecundación in vitro.
Diferencias entre la inseminación artificial y la fecundación in vitro
Las principales diferencias entre la inseminación artificial y la fecundación in vitro son las siguientes:
Lugar de la fecundación
En la inseminación artificial, la fecundación se produce en el propio cuerpo de la mujer. Por ello, se denomina intrauterina. Por su parte, la fecundación in vitro se realiza en un laboratorio de fertilidad.
Estimulación ovárica
La estimulación ovárica es un tratamiento médico que consiste en estimular los ovarios para conseguir la maduración de un mayor número de ovocitos (precursores inmaduros del propio óvulo). En la inseminación artificial existe un mayor riesgo de embarazo múltiple. Por ello, la estimulación ovárica es mínima. Sin embargo, en la fecundación in vitro es necesario realizar una estimulación mayor, que permita extraer el máximo de óvulos posibles.
Probabilidades de éxito
La inseminación artificial tiene un porcentaje de éxito del 15%-20%. Por su parte, la tasa de embarazo de la fecundación in vitro llega al 60%.
Complejidad del tratamiento
El procedimiento para realizar una inseminación artificial es mucho más sencillo y rápido. Precisa de una sesión que tiene una duración de entre diez o quince minutos. Por su parte, la fecundación in vitro requiere un proceso quirúrgico, además de la posterior fecundación de los óvulos en el laboratorio.
Donantes
En ambas técnicas, el semen puede proceder de donantes. Por su parte, en la fecundación in vitro el óvulo puede ser también de una donante.
Precio
La inseminación artificial es un tratamiento con un precio más económico. Esto se debe, fundamentalmente, a que la fecundación in vitro es un procedimiento más complejo.
Conclusiones
Una vez desgranadas las principales diferencias entre la inseminación artificial y la fecundación in vitro es posible que sigas teniendo alguna duda sobre cuál es la opción más adecuada para ti. Por ello, te aconsejamos acudir a la clínica de fertilidad para que consultes todos los aspectos mencionados con tu médico. Ambas técnicas se han desarrollado con éxito durante años. Pero, tal y como hemos explicado a lo largo del artículo, el optar por una u otra opción depende de la situación y condición de cada mujer, o pareja. Lo que sí es cierto es que los avances en reproducción asistida permiten, a la mayoría de las parejas, lograr su sueño de ser padres. Por tanto, te recomendamos que acudas cuanto antes a tu centro y encares el tratamiento de fertilidad con un gran ánimo y esperanza.