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En el artículo de hoy nos vamos a centrar en la tercera y última etapa del ciclo menstrual: la fase lútea. Abordaremos los cambios que produce en el cuerpo femenino y explicaremos los problemas que pueden ocasionar las alteraciones en la fase lútea.
¿Qué es la fase lútea?
La fase lútea es una de las etapas del ciclo menstrual de la mujer. Esta fase se inicia tras la ovulación y se extiende hasta la llegada de la menstruación, en el caso de que la mujer no se haya quedado embarazada.
La fase lútea tiene como objetivo preparar al cuerpo para los dos escenarios posibles que pueden producirse tras la ovulación: una gestación o la llegada de la menstruación. La regla marcará el fin del ciclo menstrual actual y supondrá el inicio de un nuevo ciclo.
¿Qué ocurre durante la fase lútea?
Durante la fase lútea, se producen cambios tanto en los ovarios como en el útero, concretamente en el endometrio (capa que recubre el interior del útero).
En lo que respecta a los ovarios, hay que tener en cuenta que durante la primera etapa del ciclo menstrual (fase folicular) se produce el desarrollo de varios folículos ováricos. Los folículos son unos pequeños sacos que contienen óvulos inmaduros en su interior.
De todos los folículos, solo habrá uno que llegue a completar dicho desarrollo. Este folículo liberará un óvulo inmaduro durante la ovulación. El folículo que queda vacío tras liberar el óvulo dará lugar a lo que se conoce como cuerpo lúteo.
La principal función del cuerpo lúteo es la producción de progesterona, lo que hará que el revestimiento del endometrio aumente su grosor. En el caso de que el óvulo liberado se encuentre con un espermatozoide y se produzca la fecundación, el cuerpo lúteo seguirá produciendo grandes cantidades de progesterona. De esa manera, el óvulo fecundado (embrión) podrá implantarse y crecer en el endometrio.
En caso de que el óvulo no sea fecundado, el cuerpo lúteo se mantendrá durante 11-14 días tras la ovulación. Posteriormente, comenzará a contraerse y los niveles de progesterona bajarán abruptamente.
Esta rápida bajada en los niveles de progesterona es lo que provoca los síntomas del llamado síndrome premenstrual (retención de líquidos, hinchazón abdominal, aparición de granos en la cara, sensibilidad en los senos, antojos…). Por último, el endometrio se desintegrará y causará el sangrado que da lugar a la regla.
¿Cuánto dura la fase lútea?
La fase lútea tiene una duración de 14 días, aproximadamente. Este es el cálculo que aplica a un ciclo menstrual estándar de 28 días. En estos casos, la fase lútea abarca desde el día 14 (cuando se produce la ovulación) hasta el día 28 del ciclo menstrual.
Sin embargo, este periodo puede variar ligeramente, en función del ciclo de cada mujer y de su regularidad. De hecho, la fase lútea de una misma mujer no tiene por qué ser siempre igual, ya que se pueden experimentar unos ciclos más cortos o largos que otros.
Se considera que una fase lútea normal puede durar desde 11 días (en el caso de las fases lúteas más cortas) hasta 17 días (para las fases lúteas más largas). Sin embargo, si este periodo dura menos de 11 días, estaremos ante un caso de insuficiencia de fase lútea.
Insuficiencia de fase lútea
Las mujeres cuya fase lútea es de diez días o menos presentan insuficiencia de fase lútea. Esta condición ocasiona diversos trastornos en el ciclo menstrual y, con frecuencia, altera la fertilidad femenina.
Entre los síntomas que provoca la insuficiencia de fase lútea se encuentran los siguientes:
- Ciclos menstruales cortos: la llegada de la regla se produce antes del día 24 del ciclo.
- Menstruaciones irregulares: la cantidad de sangrado entre un ciclo y otro puede variar sustancialmente.
- Manchados entre periodos.
- Dificultades para quedar embarazada.
- Fallos de implantación del embrión.
- Abortos espontáneos.
- Abortos de repetición.
Los problemas de fertilidad que pueden experimentar las mujeres que presentan una fase lútea corta tienen su origen en los niveles bajos de progesterona. Una fase lútea acortada no permite a la mujer producir la suficiente cantidad de progesterona. Sin dichos niveles de progesterona, el endometrio no puede adquirir las condiciones adecuadas para la correcta implantación del embrión y el futuro desarrollo del feto.
Por ello, en estos casos, es muy frecuente que el embarazo no se llegue a producir. O que, en caso de que tenga lugar, derive en un aborto espontáneo en las primeras semanas.
Afortunadamente, hoy en día, la insuficiencia de fase lútea se puede tratar en clínicas de fertilidad como las nuestras. Hay ocasiones en las que unos cambios en el estilo de vida (reducción del estrés, mejora de la alimentación, ejercicio físico…) permiten regular el ciclo menstrual.
Otras veces, será necesario recurrir a tratamientos de reproducción asistida. Estos incluyen, entre otras cosas, fármacos de progesterona. En los problemas de fertilidad más severos, la administración de progesterona es fundamental para facilitar la implantación embrionaria y reducir el riesgo de aborto espontáneo.