Muchas personas piensan que, si han tenido un embarazo natural sin dificultades, no van a experimentar problemas para conseguir el segundo en el futuro. Sin embargo, hoy en día, la infertilidad secundaria es una circunstancia más habitual de lo que se cree.
Tal y como vas a comprobar en este artículo, la infertilidad secundaria -al igual que la primaria- puede deberse a numerosas causas. La noticia positiva es que actualmente existen técnicas de fertilidad que permiten tener hijos a las parejas que padecen este problema, sea cual sea su origen.
¿Qué es la infertilidad secundaria?
La infertilidad secundaria se define como la imposibilidad de lograr un embarazo tras haber tenido al menos un hijo previamente, y sin haber utilizado tratamientos de reproducción asistida en ese primer embarazo. Adicionalmente, se puede hablar de infertilidad secundaria cuando, aunque se consigue la gestación, se sufren abortos a lo largo del embarazo que impiden que la gestación llegue a término.
Este tipo de infertilidad puede presentarse en cualquier momento y afectar tanto a hombres como a mujeres. En muchos casos, los cambios en la salud reproductiva, la edad o determinados factores médicos pueden explicar la dificultad para concebir nuevamente.
Para hablar de infertilidad secundaria, los especialistas en fertilidad tomamos como referencia el plazo de 12 meses. Es decir, se considera infertilidad secundaria a la imposibilidad de lograr un embarazo en un plazo de 12 meses, a pesar de mantener relaciones sexuales sin protección de manera regular, o de llevar la gestación a término, en ese mismo plazo de 12 meses.
Diferencias entre la infertilidad primaria y la secundaria
Aunque ambas condiciones implican dificultades para concebir, existen diferencias clave entre la infertilidad primaria y la infertilidad secundaria:
- Infertilidad primaria: la pareja nunca ha logrado un embarazo.
- Infertilidad secundaria: la pareja ya ha tenido al menos un hijo, pero encuentra dificultades para concebir de nuevo.
La infertilidad secundaria puede ser especialmente frustrante porque muchas parejas asumen que, dado que ya han conseguido un embarazo en el pasado, no deberían tener problemas en el futuro.
Además, socialmente, no se considera un problema tan grave como la primaria, ya que la pareja al menos tiene un hijo. No obstante, para aquellos que nunca se han enfrentado a dificultades para ser padres, el hecho de no poder aumentar la familia genera mucho estrés y confusión.
En general, las parejas que sufren infertilidad secundaria suelen sentirse incomprendidas por familiares y médicos. Prueba de ello es que los tratamientos de reproducción asistida en la Seguridad Social excluyen a las parejas que ya tienen al menos un hijo en común. Esto hace necesario recurrir a una clínica privada si se desea tener otro bebé.
¿Cómo se diagnostica la infertilidad secundaria?
La infertilidad secundaria se diagnostica de la misma manera que la infertilidad primaria. Como hemos avanzado, las primeras sospechas se producen cuando la pareja no consigue tener un hijo de manera natural en un plazo de 12 meses.
Por ello, una vez que la pareja se encuentra en esa situación, es conveniente acudir a un centro de fertilidad. Allí, los especialistas en reproducción asistida realizan, a ambos miembros de la pareja, las mismas pruebas que en los casos de infertilidad primaria.
- Historia clínica completa a ambos miembros de la pareja: incluye información sobre embarazos previos, abortos, cambios en la salud y estilo de vida.
- Estudio hormonal a la mujer: se realiza un análisis de sangre para medir hormonas clave como la hormona antimülleriana (AMH), la hormona folículo estimulante (FSH) y los niveles de estrógenos. Con estas pruebas se puede valorar, entre otras cosas, la reserva ovárica de la mujer.
- Ecografía transvaginal: esta prueba, a partir del recuento de los folículos antrales, también permite evaluar la reserva ovárica y detectar posibles anomalías en los órganos reproductivos femeninos.
- Histerosalpingografía: prueba para verificar si las trompas de Falopio funcionan correctamente y permiten el paso de los espermatozoides.
- Seminograma: estudio para valorar diversos parámetros de los espermatozoides (cantidad, vitalidad, movilidad…). El seminograma es la principal prueba para evaluar la fertilidad masculina.
- Pruebas genéticas a ambos miembros de la pareja: en algunos casos, se solicitan estudios genéticos para detectar anomalías que puedan estar afectando a la fertilidad.
¿Cuáles son las causas de la infertilidad secundaria?
La infertilidad secundaria puede afectar tanto al hombre como a la mujer. Las principales causas por las que se produce esta condición son las siguientes:
Factores femeninos
- Edad: a partir de los 35 años, la calidad y cantidad de óvulos disminuye, lo que reduce las probabilidades de embarazo.
- Problemas ovulatorios: condiciones como el síndrome de ovario poliquístico (SOP) o el fallo ovárico precoz pueden impedir la ovulación regular.
- Alteraciones en las trompas de Falopio: las infecciones, la endometriosis o las cirugías previas pueden causar obstrucciones que impidan la fecundación.
- Alteraciones uterinas: la presencia de miomas, pólipos o adherencias en el útero puede dificultar la implantación del embrión.
- Trastornos hormonales: niveles bajos de progesterona o alteraciones en la tiroides pueden afectar a la fertilidad.
- Factores ambientales y de estilo de vida: el tabaco, el alcohol, el estrés, algunos medicamentos, la obesidad y una alimentación poco equilibrada pueden alterar la ovulación, reducir la calidad de los óvulos y dificultar la implantación del embrión.
Factores masculinos
- Edad: aunque el límite en la fertilidad masculina no es tan marcado como en la femenina, lo cierto es que, con el paso de los años, los hombres experimentan una disminución en la calidad de los espermatozoides.
- Varicocele: es una dilatación de las venas en los testículos que puede perjudicar la producción de esperma.
- Infecciones o enfermedades: infecciones previas en los testículos, prostatitis o enfermedades como la diabetes pueden tener un impacto negativo en la fertilidad del varón.
- Factores ambientales y de estilo de vida: el tabaco, el alcohol, el estrés, algunos medicamentos, la obesidad y una alimentación poco equilibrada pueden influir en la calidad del esperma.
¿Cómo curar la infertilidad secundaria?
La infertilidad secundaria, como tal, no tiene cura. Sin embargo, afortunadamente hoy en día existen distintos tratamientos de reproducción asistida que permiten tener hijos a las parejas que sufren infertilidad secundaria.
Las principales opciones para tratar la infertilidad secundaria son las siguientes:
Cambios en el estilo de vida
En muchos casos, mantener un peso saludable, hacer ejercicio, dejar de fumar, reducir el consumo de alcohol y gestionar el estrés pueden mejorar la fertilidad.
Terapia hormonal
En el caso de las mujeres, ante los trastornos hormonales se pueden administrar hormonas para regular la ovulación.
Cirugía
En casos de obstrucción en las trompas de Falopio, miomas uterinos u otras alteraciones estructurales, una intervención quirúrgica puede ser la solución.
Tratamientos de reproducción asistida
Inseminación artificial
La inseminación artificial consiste en introducir una muestra de semen en el útero de la mujer. Está indicada en mujeres jóvenes (menores de 35 años) y ante casos leves de infertilidad secundaria. Por ejemplo, ligeras alteraciones en el esperma o pequeños desajustes en la ovulación.
Fecundación in vitro
La fecundación in vitro requiere extraer los óvulos de la mujer para, posteriormente, fecundarlos en el laboratorio con la muestra de semen del hombre.
Es un procedimiento que tiene una tasa de embarazo mayor. Y, por ello, se recurre a él en las mujeres mayores de 35 años y en las parejas que experimentan problemas de infertilidad más complejos. Por ejemplo, cuando la mujer padece endometriosis o presenta una reserva ovárica baja, así como cuando el hombre sufre graves anomalías en sus espermatozoides.
Ovodonación
Cuando la reserva ovárica es muy baja o los óvulos tienen mala calidad, se puede recurrir a la donación de óvulos para lograr el embarazo.
Tal y como te hemos explicado, la infertilidad secundaria obedece a distintas causas. Sin embargo, la más frecuente es la edad. Y es que, tal y como muestran las estadísticas, en España hay una gran cantidad de mujeres que son madres primerizas más allá de los 35 años.
En consecuencia, buscan el segundo embarazo unos meses o años más tarde. El inconveniente es que la edad de la mujer juega un papel fundamental tanto para conseguir la gestación como para lograr que el embarazo llegue a término. Por tanto, a medida que pasa el tiempo las parejas encuentran más dificultades para convertirse en padres por segunda vez.
Si estás teniendo dificultades para tener un hijo, ponte en contacto cuanto antes con nuestras clínicas de fertilidad. La primera consulta es gratuita y en ella podremos ofrecerte un primer análisis de lo que está ocurriendo.