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El motivo es que en estos procedimientos se realiza un seguimiento minucioso del embrión, desde que se crea en el laboratorio hasta que se transfiere al útero de la mujer, en estadio de blastocisto. Esto asegura que el embrión esté en estado óptimo el día de la transferencia.
Además, puede realizarse el Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) para reducir los problemas de implantación, ya que esta prueba detecta anomalías genéticas. Una vez que se ha transferido, los especialistas en reproducción asistida pueden comprobar si se implanta correctamente o si se produce un fallo de implantación. Para ello, se realiza una prueba de embarazo.
¿Qué es un fallo de implantación?
Hablamos de fallo de implantación cuando una mujer no consigue un embarazo tras haber realizado tres ciclos de fecundación in vitro o tras haberle transferido entre seis y diez embriones de buena calidad.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que no todos los casos son iguales, por lo que es necesario valorar una serie de factores antes de determinar que existe un fallo de implantación:
- Edad de la futura madre.
- Posibles problemas técnicos ocurridos durante las transferencias embrionarias que comprometan la implantación.
- Enfermedades y problemas de salud en el aparato reproductor femenino.
- Calidad de los embriones.
Por ejemplo, no se considerará que existe un fallo de implantación cuando la edad de la madre sea avanzada (más de 40 años) o cuando la mujer padezca endometriosis.
Causas del fallo de implantación
Tal y como se verá a continuación, las causas del fallo de implantación pueden ser muy variadas:
Anomalías genéticas
Las anomalías genéticas tanto del embrión como de los gametos (óvulo y espermatozoide) pueden impedir una correcta implantación embrionaria.
Calidad de óvulos y espermatozoides
La calidad de los gametos masculinos y femeninos también juega un papel fundamental a la hora de que se produzca una implantación exitosa.
Problemas en el endometrio
El endometrio (capa interna del útero) es fundamental en la implantación del embrión y en el desarrollo del embarazo. Por eso, cualquier alteración en él puede impedir la gestación.
Algunos de los problemas que pueden afectar a este órgano son los siguientes:
- Infecciones en el endometrio.
- Baja receptividad del endometrio: no presenta el grosor ni las condiciones necesarias para que el embrión se adhiera a él.
- Desplazamiento de la ventana de implantación: se da cuando el embrión se transfiere antes o después del momento más propicio.
Factores uterinos
Los problemas en el útero son otra de las causas más frecuentes del fallo de implantación. Los defectos anatómicos, los pólipos y los miomas pueden impedir que se produzca el embarazo.
Alteraciones sistémicas
Entre este tipo de causas podemos encontrar las trombofilias (problemas de coagulación) y los trastornos inmunológicos, como el síndrome antifosfolípido. En este último caso, el organismo de la mujer identifica al embrión como un cuerpo extraño y lo combate.
Síntomas del fallo de implantación
No existe ningún síntoma específico que informe del fallo de implantación, tan solo la ausencia de embarazo y la llegada de la menstruación. El sangrado de la regla se producirá, aproximadamente, dos semanas después de la transferencia embrionaria.
¿Cómo se diagnostica un fallo de implantación?
Los fallos de implantación se pueden diagnosticar mediante una serie de pruebas:
Cariotipo
El cariotipo es una prueba genética que sirve para determinar si los futuros padres padecen alteraciones cromosómicas, lo que puede derivar en defectos en los embriones y en fallos de implantación.
Histeroscopia
La histeroscopia es un procedimiento que permite tanto diagnosticar como corregir distintos problemas que afectan al útero. Por ejemplo, la histeroscopia diagnóstica puede detectar la presencia de pólipos o miomas en el útero.
Estudios de coagulación
Los estudios de coagulación permiten detectar trombofilias. Dicho esto, hay que tener en cuenta que los problemas de coagulación, además de fallos de implantación, pueden causar abortos de repetición.
Por tanto, diagnosticar trombofilias también es fundamental para prevenir o alertar de posibles problemas en el desarrollo del feto.
Test inmunológico
El test inmunológico es una prueba que sirve para detectar trastornos inmunológicos, los cuales pueden provocar que sea el propio organismo de la mujer el que rechaza al embrión y ataca sus células.
Soluciones para el fallo de implantación
Dado que las causas del fallo de implantación son muy variadas, existen diferentes tratamientos que podemos llevar a cabo, en función del origen del problema.
Diagnóstico genético preimplantacional
El diagnóstico genético preimplantacional (DGP) es una prueba que se lleva a cabo en los tratamientos de fecundación in vitro. Consiste en realizar una biopsia a los embriones para detectar posibles alteraciones genéticas.
Esta prueba es especialmente valiosa cuando la mujer tiene más de 38 años o cuando alguno de los futuros padres es portador de una enfermedad genética hereditaria.
Tratamiento antibiótico
La medicación antibiótica está indicada cuando el fallo de implantación tiene su origen en una infección en el útero o el endometrio.
Histeroscopia
En el caso de que el fallo de implantación tenga su origen en pólipos o miomas, la histeroscopia quirúrgica permite extirparlos.
Donación de gametos
Los fallos de implantación también se pueden solucionar a través de la donación de óvulos o de espermatozoides.
Estos son los tratamientos a los que nuestros especialistas recurren una vez que se ha identificado la causa del fallo de implantación. Si este se debe a un factor masculino o femenino que no puede ser subsanado, la alternativa es recurrir a un donante de semen o a la ovodonación (donación de óvulos).